Los recuerdos de antepasados, los detalles hechos a mano con mimo, la emotividad, la cercanía, la celebración, las ganas…un gran descubrimiento estos chicos. Y en Casa de Tía Julita, un sitio diferente y con mucha personalidad.
El amor no se posa.
MARTIN LAGOA
FOTÓGRAFO DE BODA